El cura Miguel Ángel Machorro estaba dando la comunión a los
fieles congregados este lunes (15.05.2017) por la tarde en la catedral
metropolitana de Ciudad de México, cuando un hombre aprovechó para mezclarse
con la multitud y atacarlo con un arma blanca.
"El agresor tomó por el cuello al sacerdote y lo intentó degollar",
informó en un comunicado la Iglesia católica sobre el suceso.
La
víctima, quien presenta lesiones en el cuello por arma punzocortante, fue
trasladada rápidamente, a un nosocomio privado, adonde se encuentra en terapia
intensiva siendo su estado delicado pero estable, según indicaron las
autoridades.
El
hecho se enmarca en un contexto de altísima inseguridad y violencia
generalizada. Una realidad que, (marcada por secuestros, asaltos, extorsiones y
asesinatos) alcanza a ministros e instalaciones de los más diversas entidades
religiosas.
De acuerdo con el Centro Católico Multimedial,
unos 17 sacerdotes de esa confesión han sido asesinados en los últimos cuatro años
en México, además de un seminarista y cinco laicos vinculados a la Iglesia,
mientras que hay otros dos sacerdotes desaparecidos.
Si bien, la mayoría de estos actos violentos han ocurrido en
zonas del país afectadas por la narcoviolencia, evidencian la “vulnerabilidad de las instituciones y de
aquellos agentes pastorales que han hecho suyos los reclamos de poblaciones
enteras que están a merced del crimen organizado, como acontece en la zona de
Tierra Caliente, Guerrero”, según destaca Bernardo Barranco Villafán, director del
Centro de Estudios de las Religiones de México.
Según sus palabras, “ser
ministro de culto es una tarea de muy alto riesgo en el México actual,
convulsionado por violencia, la corrupción y la impunidad”.
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