Un
hombre que asistía a la Iglesia de Jesucristo de los santos de los últimos días,
confesó
ante un obispo de la misma, haber abusado sexualmente de la hija de su pareja.
El
religioso decidió revelar el secreto a la madre de la niña para evitar un nuevo
abuso. La menor confirmó los abusos y la mujer hizo la denuncia en la Oficina
de Violencia Doméstica de la Corte Suprema de Justicia.
Tras
la denuncia, se inició una causa penal en la que la defensa solicitó la
anulación del sumario porque las actuaciones se iniciaron a partir de la violación del secreto de
confesión por parte del obispo.
La
Cámara Nacional en lo Criminal rechazó anular el pedido de nulidad, entendiendo que
el religioso rompió con su mandato de forma justificada ya que la menor estaba
en riesgo de nuevos ataques.
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